El carnaval es una la fiesta popular que se celebra en los países de tradición cristiana.
El carnaval es una celebración anual, alegre, que se realiza durante carnestolendas, en los tres días que preceden al Miércoles de Ceniza y, por lo tanto, a la Cuaresma.
La palabra procede de la expresión latina carnem levare, ‘quitar la carne’, aludiendo a la prohibición de comer carne los cuarenta días cuaresmales, durante los cuales no debe consumirse ni carne ni grasa animal. El término Carnestolendas proviene del latín "dominica ante carnes tollendas" (el domingo antes de quitar las carnes).
Según el calendario religioso, el período de "Carnaval" inicia el 6 de enero, día de la Epifanía (fecha que marca el final de las fiestas de Navidad), y continúa hasta el Miércoles de Ceniza.
El carnaval tiene posiblemente su origen en fiestas paganas, como las del buey Apis e Isis en Egipto, las fiestas dionisíacas griegas y las bacanales, lupercales y saturnales romanas o las fiestas celtas del muérdago. Los antiguos romanos realizaban, a mediados de febrero, las "lupercales" (fiestas celebradas en honor del dios Pan).
Es una celebración pública que tiene lugar inmediatamente antes de la cuaresma cristiana, con fecha variable (desde finales de enero hasta principios de marzo según el año), y que combina algunos elementos como disfraces, desfiles, y fiestas en la calle.
Por extensión se llaman así algunas fiestas similares en cualquier época del año. A pesar de las grandes diferencias que su celebración presenta en el mundo, su característica común es la de ser un período de permisividad y cierto descontrol.
El origen de su celebración parece probable de las fiestas paganas, como las que se realizaban en honor a Baco, el dios del vino, las saturnales y las lupercales romanas, o las que se realizaban en honor del buey Apis en Egipto.
Según algunos historiadores, los orígenes de esta festividad se remontan a las antiguas Sumeria y Egipto, hace más de 5.000 años, con celebraciones muy parecidas en la época del Imperio Romano, desde donde se expandió la costumbre por Europa, siendo llevado a América por los navegantes españoles y portugueses a partir del siglo XV.
El carnaval está asociado principalmente con el catolicismo, y en menor medida con los cristianos ortodoxos orientales; las culturas protestantes usualmente no celebran el carnaval o tienen tradiciones modificadas, como el carnaval danés.
La celebración del carnaval más grande del mundo es la de Río de Janeiro, pero muchos otros países tienen importantes celebraciones, como la que se celebra en Italia, en el Carnaval de Venecia, en Colombia con el Carnaval de Barranquilla; en España con el Carnaval de Santa Cruz de Tenerife y el Carnaval de Cádiz los cuales son además los únicos carnavales españoles en tener la categoría de Fiesta de Interés Turístico Internacional.
El Carnaval del Uruguay es el más largo del mundo, pues se inicia a fines de enero y finaliza en las primeras semanas de marzo. Su capital, Montevideo, fue declarada en 2009 Capital Iberoamericana del Carnaval.
El Carnaval boliviano, con caporales y morenadas, debe su actual auge en Europa debido a la emigración reciente. Al igual el carnaval de Veracruz, en México.
Una celebración carnavalesca muy colorida es el de República Dominicana, donde desfilan variados personajes de trajes brillantes y ruidosos y representativos de folcklor dominicano.
Los etnólogos encuentran en el carnaval elementos supervivientes de antiguas fiestas y culturas, como la fiesta de invierno (Saturnalia), las celebraciones dionisíacas griegas y romanas (Bacanales), las fiestas andinas prehispánicas y las culturas afroamericanas.
La fiesta de carnaval en Guatemala
Celso Lara |
La llegada de los españoles a nuestras tierras trae consigo las fiestas de carnestolenda, que aunque se organizaban como complemento de una celebración de carácter religioso y comercial, también ofrecía recreación y alegría al espíritu humano. No obstante, el carnaval es por excelencia una fiesta que no tiene otro objeto que la diversión, y es la fiesta, si no más alegre, al menos la más jubilosa y entretenida que se ha conocido, ya que trae consigo el entretenimiento, el resarcimiento de nuestros estados de ánimo y el anuncio de la tradicional Cuaresma.
En casi la mayor parte de los pueblos de Guatemala se ha perdido el entusiasmo para celebrar las fiestas de carnaval, reduciéndose únicamente a celebraciones que tradicionalmente hace la iglesia. Sin embargo, la fiesta de carnaval tiene mayor vitalidad en las regiones costeras o de climas cálidos; en los lugares altos adquiere otros aspectos peculiares, aunque con una misma finalidad.
Es posible que en Guatemala el carnaval haya sido una manifestación puramente aristocrática practicada por los españoles, quedando para el pueblo únicamente el juego de la harina, los cascarones y el agua. Don José Milla, en sus Cuadros de Costumbres, nos habla de un martes de carnal en la plaza de toros: La última vez que estuve en los toros el martes de carnaval, seis o siete años hace, entraron numerosas partidas de máscaras y como estoy poco al corriente de los cambios de los gustos caprichosos del público, creía yo que este año habría también disfraces en la plaza.
En realidad los disfraces son la verdadera manifestación del carnaval, pero con el transcurso de los años ha sido totalmente transformada, quedando para un reducido núcleo el caso de las mascaradas, los bailes de disfraces y el juego de las serpentinas.
Es posible que en Guatemala el carnaval haya sido una manifestación puramente aristocrática practicada por los españoles, quedando para el pueblo únicamente el juego de la harina, los cascarones y el agua. Don José Milla, en sus Cuadros de Costumbres, nos habla de un martes de carnal en la plaza de toros: La última vez que estuve en los toros el martes de carnaval, seis o siete años hace, entraron numerosas partidas de máscaras y como estoy poco al corriente de los cambios de los gustos caprichosos del público, creía yo que este año habría también disfraces en la plaza.
En realidad los disfraces son la verdadera manifestación del carnaval, pero con el transcurso de los años ha sido totalmente transformada, quedando para un reducido núcleo el caso de las mascaradas, los bailes de disfraces y el juego de las serpentinas.
En los últimos tiempos la gente del pueblo ha practicado más el juego de los cascarones y lo que en otro tiempo fuera de gran problema: el juego de la harina y el agua, ha sido desplazado por los cascarones, cuya preparación se inicia desde pasado el Año Nuevo, en que la gente se dedica a picar retacitos de papel de china en variedad de colores.
La fabricación de cascarones en Guatemala es una industria doméstica, en cuyo procedimiento intervienen varios factores que son: recolección de cascarones, lavado y secado de los mismos, picado de papel de china para hacer retacitos; pintura de los cascarones con añilina en variedad de colores y formas caprichosas. Esta pintura rememora los Huevos de Pascua que se regalan en Estados Unidos.
Posteriormente, ya pintados y secados al sol, se le pone en el interior un poco de retazo picado y se cubre la abolladura con un pequeño pedazo de papel a manera de parche, con lo cual ya está formado el cascarón y listo para que pueda jugarse con él.
Los cascarones son llevados a las plazas públicas y después del día de Candelaria (2 de febrero), dan principio los domingos de carnaval, especie de preludio de los días cuaresmales. Generalmente se juega con los cascarones en los parques y plazas públicas, como es tradicional en los pueblos del país. Aún en las escuelas de enseñanza primaria, se destina un día para festejar carnaval, que muy del gusto de la gente es destriparse cascarones en la cabeza.
En los mercados, plazas públicas y parque, se encuentran canastos con los cascarones. Estos se pueden adquirir aproximadamente a razón de dos por centavo o a centavo la unidad. Además, se pueden comprar por bolsa o por docena, de acuerdo a las posibilidades y necesidades del usuario.
Es de reconocer que el carnaval ha sido heredado de la vieja España y ha sido practicado por varios siglos en todos los países latinoamericanos. De gran renombre en toda Latinoamérica y ampliamente conocido mundialmente es el Carnaval de Río de Janeiro. También lo son los de Panamá, Venezuela y toda Sudamérica.
En Guatemala ha variado notablemente la fiesta de carnaval, en un proceso acorde con la evolución de la cultura. En la actualidad se celebra el carnaval en sociedades, clubes u otras instituciones que patrocinan un baile de carnaval, en donde únicamente hay disfraz, confeti, serpentinas y baile. Naturalmente que esta es una manifestación para determinado grupo o élite social, pero en ningún momento podría ser de tipo popular, como el juego de cascarones.
El hecho de quebrarse cascarones en la cabeza, echarse pica-pica, arrojarse agua y harina, no es nada nuevo en nuestro medio y aunque ha sido prohibido por varias generaciones administrativas, también en España se ha practicado y aún persiste. Y es que siempre se ha practicado esta tradición carnavalesca, milenaria, porque es algo que el pueblo tiene dentro de su propio ser, como un escapar de las costumbres que se impone el género humano.
La fabricación de cascarones en Guatemala es una industria doméstica, en cuyo procedimiento intervienen varios factores que son: recolección de cascarones, lavado y secado de los mismos, picado de papel de china para hacer retacitos; pintura de los cascarones con añilina en variedad de colores y formas caprichosas. Esta pintura rememora los Huevos de Pascua que se regalan en Estados Unidos.
Posteriormente, ya pintados y secados al sol, se le pone en el interior un poco de retazo picado y se cubre la abolladura con un pequeño pedazo de papel a manera de parche, con lo cual ya está formado el cascarón y listo para que pueda jugarse con él.
Los cascarones son llevados a las plazas públicas y después del día de Candelaria (2 de febrero), dan principio los domingos de carnaval, especie de preludio de los días cuaresmales. Generalmente se juega con los cascarones en los parques y plazas públicas, como es tradicional en los pueblos del país. Aún en las escuelas de enseñanza primaria, se destina un día para festejar carnaval, que muy del gusto de la gente es destriparse cascarones en la cabeza.
En los mercados, plazas públicas y parque, se encuentran canastos con los cascarones. Estos se pueden adquirir aproximadamente a razón de dos por centavo o a centavo la unidad. Además, se pueden comprar por bolsa o por docena, de acuerdo a las posibilidades y necesidades del usuario.
Es de reconocer que el carnaval ha sido heredado de la vieja España y ha sido practicado por varios siglos en todos los países latinoamericanos. De gran renombre en toda Latinoamérica y ampliamente conocido mundialmente es el Carnaval de Río de Janeiro. También lo son los de Panamá, Venezuela y toda Sudamérica.
En Guatemala ha variado notablemente la fiesta de carnaval, en un proceso acorde con la evolución de la cultura. En la actualidad se celebra el carnaval en sociedades, clubes u otras instituciones que patrocinan un baile de carnaval, en donde únicamente hay disfraz, confeti, serpentinas y baile. Naturalmente que esta es una manifestación para determinado grupo o élite social, pero en ningún momento podría ser de tipo popular, como el juego de cascarones.
El hecho de quebrarse cascarones en la cabeza, echarse pica-pica, arrojarse agua y harina, no es nada nuevo en nuestro medio y aunque ha sido prohibido por varias generaciones administrativas, también en España se ha practicado y aún persiste. Y es que siempre se ha practicado esta tradición carnavalesca, milenaria, porque es algo que el pueblo tiene dentro de su propio ser, como un escapar de las costumbres que se impone el género humano.
En Guatemala, se celebra con más pompa en
Mazatenango, Suchitepéquez, donde es una de las
principales festividades del año.
Los preparativos para las festividades del Carnaval se iniciaban en Guatemala, hace poco más de un siglo, después del día de Candelaria, cuando embrellados, paisajes, ángeles cachetones, misterio y pastores del nacimiento volvían al desván de las casas en cajones de madera, muy bien acomodados, y envueltos en papel periódico, listos para reaparecer otra vez para la Navidad.
La fiesta del Carnaval dividía a los citadinos en dos grupos, los que celebraban las fiestas carnavalescas en las calles y plazas de la ciudad, y los menos, que lo hacían pomposamente y con los llamados disfraces de luces en los salones de fiesta y clubes.
El Carnaval comenzaba con la llegada de los cascarones o cáscaras de huevo vacías y limpias, pintados con anilinas de colores vistosos, rellenos de finísimos pedacitos de papel de china, los cuales se vendían en los mercados cantonales y en las tiendas de barrio en grandes canastos o en botes de vidrio transparente, muy a la vista del público.
La fiesta de Carnaval se celebraba de manera popular en las calles, parques, plazas y plazuelas de la ciudad durante buena parte del mes de febrero, especialmente los días domingo anteriores al Martes de Carnaval y finalizaban puntualmente el Miércoles de Ceniza, día en que la Iglesia católica exigía recato y penitencia porque se iniciaba la Cuaresma.
Se jugaba Carnaval en el Parque Centenario, en el Teatro Colón, en el de la Concordia. En el Paseo del Hipódromo, en el recién inaugurado Paseo de la Reforma y en la Plaza de Toros, según apunta Pepe Milla en sus Cuadros de Costumbres.
En el mes de febrero era usual ver a los jóvenes estudiantes a la salida del colegio o instituto en verdaderas guerras campales, quebrándose cascarones, lanzándose harina, agua, confeti, y hasta huevos crudos, los que eran lanzados al aire como bólidos o estrellados fuertemente sobre la cabeza de algún incauto que pasaba por el parque, siendo los blancos preferidos las señoritas con caras de inocencia, los calvos sin sombrero o las viejas cachurecas a la salida de misa.
Los jóvenes incurrían en serios abusos durante esta época. Se les veía en carreras, persiguiéndose unos a otros hasta lograr atrapar una presa. Los jóvenes, especialmente los hombres, disfrutaban el carácter libertino y mundano de esta fiesta, traspasando muchas veces los cánones sociales y sexuales que marcaban aquella época más bien recatada e hipócrita.
A las mujeres no les gustaba salir solas a la calle durante esta época del año, especialmente a las muy jóvenes y a las señoritas que pasaban de los 50 años, porque se volvían el blanco perfecto del hostigamiento de los jóvenes bullangueros, quienes amparados con el antifaz, perseguían a las entonces indefensas mujeres por las calles con cascarones rellenos de harina, finísima picapica o huevos crudos, haciéndolas víctimas de sus abusos físicos y verbales.
El jolgorio y las fiestas de Carnaval terminaban el Miércoles de Ceniza con la advertencia rotunda de “pecado mortal para todo aquel que ose seguir la juerga y el desenfreno”. La Cuaresma hacía su paso triunfal a la vida cotidiana guatemalteca con la imposición de las cenizas, y la advertencia rotunda de “recuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás” y su llamado a la penitencia y al arrepentimiento.
guate es un país muy bonito
ResponderEliminarhola, muy buena información tan solo que te cambien los colores de las letra que están muy fuertes y cuesta leer, muchas gracias
ResponderEliminarbien
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